La mañana transcurría con normalidad, egresé de la carrera de Derecho hace seis meses, inmediatamente de que salí de la carrera, solicite mis practicas profesionales en el departamento de Criminalística, en la Dirección General de Justicia.
- Laura, código 33. Toma el maletín y la cámara, pero apresúrate que la escena esta a dos horas de aquí.
Los códigos 33 significan una escena del crimen que involucra un cuerpo. Rápidamente preparo mi kit para realizar el estudio fotográfico de la escena y recabar evidencias. Al llegar, notamos muchos policías, a diferencia de otras escenas. Los paramédicos aguardan a unos metros de distancia. La ubicación es un edificio en construcción, no tiene ventanas ni puertas. La pintura blanca se ve desgastada, seguramente abandonaron el proyecto, o el dinero se acabo. Los policías nos permiten la entrada resguardada con cinta amarilla y uno de ellos nos señala la ruta a seguir, no sin antes preguntar al titular de la guardia si considera pertinente que ingresen novatas. Sin titubear responde: sabe más de lo que aparenta oficial, estará bien.
Sonrió disimuladamente, en estos seis meses he dedicado muchas horas a estudiar medicina y manuales de levantamiento de escenas criminales.
Sin embargo, las noches de desvelo en la biblioteca y mis buenas notas en la universidad no me prepararon para lo que mis ojos verían esa mañana.
Un par de jóvenes que buscaban un lugar para fumar la descubrieron. Les perdonamos la portación de sustancias prohibidas por resolvernos un par de dudas. Seguramente nunca volverán a fumar mariguana, después de ver esto. - Exclamó el ministerial que nos guiaba al cuerpo.
Con cada paso que daba el aroma de putrefacción, sangre coagulada, animales en estado de descomposición, orina y vomito se intensificaba. Cuando vi el cuerpo, el aroma me taladro los ojos, el aroma delataba al menos 3 días del fallecimiento. La escena no era difícil de describir, una niña de no más de doce años desnuda, con rastros de sangre en todo su delgado y moreno cuerpo; una herida a la altura del abdomen y ojos que delatan tortura. Situada al centro de un círculo. Velas, botellas de alcohol barato y resistol acompañan al cuerpo.
- Drogadictos y sus ideas. Los jóvenes, quienes la encontraron, no identificaron a la menor, pero a cambio de su libertad nos dieron el nombre y dirección del vendedor de drogas de la región. Voy para allá. Le aviso como avanza la investigación.
- No la mires a los ojos Laura, es mejor que no veas su cara, te ayudará a dormir mejor. Muy tarde. Los ojos de las victimas siempre te invitan a mirarlos. Sus ojos, carentes de brillo, tenían un aspecto acuoso, un ligero reflejo de querer sacar el desayuno paso por mi mente. Para evitar contaminar la escena con mis fluidos gástricos, coloque el maletín en el piso, tome la cámara y comencé con el estudio fotográfico de la escena; la posición del cuerpo, las lesiones y los objetos a su alrededor ayudarán a los investigadores a encontrar al culpable. El titular recababa evidencia y un ministerial nos apoyaba con resguardar las habitaciones aledañas para obtener más información. Una vez terminado el levantamiento de la escena, los camilleros cubrieron el cuerpo y lo llevaron a la morgue.
El médico legista ya nos esperaba. Mientras el titular de la guardia realizaba el estudio fotográfico al cuerpo, el médico inspecciono el cuerpo. Como asistente de perito, dentro de mis tareas es el anotar las conclusiones del médico forense.
- Múltiples lesiones en extremidades inferiores y superiores, múltiples contusiones en abdomen, tórax. Lesión punto cortante en abdomen bajo.- Señaló.
Posteriormente, corto el cráneo con el escalpelo, levanto la piel de la cara doblándola hasta cubrir los ojos y parte de la nariz; y con la ayuda del serrucho abrió el cráneo. Es mejor tomar distancia cuando cortan el cráneo, el polvo de hueso se incrusta en los pulmones. Retira con cuidado la parte superior del cráneo y observa el cerebro, lo retira y revisa cuidadosamente.
- Golpe contuso en hueso parietal, el cerebro presenta lesiones correspondientes al golpe.
Cierra cráneo y con el escalpelo realiza un corte vertical desde el cuello hasta el abdomen bajo, esquivando el ombligo. Muchos creerían que de un sólo corte se abre la piel, pero no contemplan la capa de grasa. Con cada corte, el aroma a putrefacción se intensifica, el abdomen hinchado complica la labor, el médico realiza varios cortes hasta tener a la vista los órganos internos. El médico se acerca a la cavidad torácica y corta el estómago, los gases expulsados inundan la sala, intento ser profesional pero mis entrañas se rehúsan. El médico toma muestra gástrica, y me la acerca para colocarla en una bolsa.
Mi mirada expresa repulsión, sin embargo recibo la muestra y la etiqueto para laboratorio.
Posteriormente corta el esternón y separa las costillas, retira corazón para inspeccionarlo más a fondo. Lo coloca nuevamente en su lugar y examina el hígado y los intestinos.
- Causa de muerte: paro cardíaco derivado de hemorragia del intestino grueso, causada por arma punzo cortante. Posiblemente un cuchillo de cocina. El golpe en la cabeza causo pérdida del conocimiento.
¿Violación?.- Preguntó el titular.
- No. Incluso las lesiones en las piernas no son concordantes con violación. El cuerpo muestra lesiones en manos y piernas, correspondientes a lazos, posiblemente estuvo amarrada. Posiblemente la acuchillaron amarrada, y una vez inconsciente por la falta de sangre, la movieron de lugar.
Mientras anoto en mi libreta las palabras del médico, observó que abre la cavidad bucal.
-Espere, en su boca. Perito, me apoya con una foto. Laura, es importante que anotes lo siguiente: “Al abrir la cavidad bucal, se observa un objeto amorfo con brillo. Al extraerlo con pinzas, se observa un pedazo de vidrio, de 3 centímetros de largo, 2 de ancho.
Y no era el único fragmento. El médico introduce las pinzas y retira pedazos de menor tamaño. Rápidamente realiza un corte en el esófago y para su sorpresa, más fragmentos de vidrio. El médico retira todos los fragmentos de vidrio, en total quince pedazos de distintas formas y tamaños.
Los ojos del titular perdieron su brillo. Su expresión paso de ser una mirada de frialdad a una mirada de terror.
- ¿Quien obligaría a una niña a comer tal cantidad de vidrio?, ¿con que finalidad?
Conforme sacaba cada fragmento de vidrio, mi mente se nublaba y mi visión se volvía borrosa, no podía imaginar la tortura que vivió la menor en sus últimas horas de vida. El médico no articula palabra alguna. El perito sale a toda velocidad de la sala, intente seguir sus pasos hasta llegar a Servicios Periciales, pero él ya estaba en la oficina del Director. Confundida, entre a nuestra oficina. Coloque la cámara y el maletín en la mesa. Al cabo de un par de horas, el perito sale de la oficina del Director, el caso ha sido asignado a un investigador, nuestro trabajo ha terminado.
Los días han pasado y los investigadores no tienen pistas del asesino. Los ministeriales ayer trajeron las ropas de las victima que fueron encontradas cerca de la escena. Realizamos el estudio fotográfico de las prendas, pero ninguna evidencia. Varias semanas han transcurrido, los familiares de la victima fueron localizados. La pequeña Lilia fue enterrada y sus ropas entregadas a sus familiares. El caso sigue abierto sin pistas.
El año nuevo esta próximo y el Director me ha asignado a un nuevo turno, el turno vespertino. Me había acostumbrado al turno nocturno, casi no hay gente en el edificio. Al día siguiente, llego antes del cambio de turno, para saludar a mis antiguos compañeros, mi nuevo jefe es amable y hay más mujeres en la guardia. El día transcurre con tranquilidad, sin embargo el bullicio del edificio es tal que me desconcentra de mi trabajo. Una ida al baño me refrescará la mente. Ingreso a los mismo sanitarios a los cuales he ingresado los últimos meses, me acostumbre a no escuchar ruidos; sin embargo al entrar, veo a varias mujeres esperando su turno. Saludo con los buenos días y me dispongo a mirarme al espejo.
Cuando una compañera toma mi brazo exclama: No mires directamente al espejo.
- Por que no habría de mirarme fijamente en espejo, si para eso son.
- Todos los edificios tienen historias de fantasmas y este no es la excepción, no querrás espantarte en tu primer día novata.
- No es mi primer día, llevo nueve meses, me acaban de cambiar de guardia, estaba en el turno nocturno.
- ¿Y nunca has visto a la niña del espejo?
- Las historias de fantasmas no me asustan, -mentí- y no, no la he visto, en todos estos meses he entrado al baño y me he visto al espejo y nada ha pasado.
- Pues yo que tu dejaría de hacerlo, no todos los fantasmas salen en la noche.
Sus palabras me enchinaron la piel y para evitar conflictos en mi primer día en el nuevo turno, me retire a mi oficina.
La niña del espejo, sólo de pensar en sus palabras se me enchina la piel. No me gustan las historias de terror, me da miedo. Si un día viera un fantasma, seguro la alcanzaría en el más allá. Soporto ver cadáveres, pero aparecidos, no. Como flash, los ojos de Lilia vinieron a mi mente y mi piel se enchino de recordarla.
El perito titula de la guardia entra a la oficina y exclama: -Vaya guardia que haz tenido, te ves demacrada.
-¿Quien es la niña del espejo? Pregunte, mis palabras salieron como balas sin contención.
- ¿Ya la viste? .- Exclamó confundido
Sorprendida abrí los ojos y la boca, pero las palabras no salieron.
La niña del espejo fue un caso de una guardia nocturna. Hace meses, una niña fue encontrada, en un tipo ritual satánico. Cuando abrieron su cuerpo, encontraron cristales en su estomago, tenía el esófago destrozado. Pero eso no la mato, la mataron con un cuchillo. Después de la necro, sus ropas se quedaron en el cuarto de evidencias por varias semanas, hasta que sus familiares las reclamaron.
Pocos días después de que se llevaron sus ropas, la niña comenzó a aparecerse en el baño. Reflejada en el espejo.
Conforme escucha sus palabras, mi mente se nublaba, su descripción de la niña era correcta, pero muy distante de la realidad, el aroma a putrefacción, sangre coagulada, orina y vomito inundo mi mente.
- El caso no se ha cerrado, no se encontró mucha evidencia, pero la niña se sigue apareciendo en el baño, únicamente el baño de las mujeres.
Con las pocas fuerzas que me quedan, me excuse para regresar al baño. En esta ocasión no pude contener el reflejo y el poco desayuno que tenía en el estomago se quedo en la taza del baño. Libere mis fosas nasales de los rastros de pan y café y salí para enjuagarme la boca. El ácido gástrico inunda mi boca y se adhiere a mis dientes. Enjuago continuamente e intento olvidar a Lilia. El agua refresca mi cara, como si limpiara los recuerdos y los aromas a putrefacción, levanto la mirada al espejo esperando verme mejor. Pero lo que ven mis ojos no es mi reflejo, no es mi pálida cara ni mis ojos color marrón; es una cara familiar, una mirada sin brillo. Sus ojos acuosos me observan con detenimiento, abre la boca y de ella salen fragmentos de vidrio. Una lágrima recorre su mejilla, un grito ensordecedor rompe el silencio y el aroma a putrefacción inunda el baño, penetra mis fosas nasales e inunda mi cuerpo. Lo último que recuerdo antes de desmayarme es el intento de Lilia de evitar que caiga al suelo, sin éxito. Su mano atraviesa mi brazo y otra lágrima recorre su mejilla.